HONESTA DESCRIPCIÓN DE MÍ MISMO Tomándome un whisky en un aeropuerto, digamos que en Mineápolis Mis oídos captan cada vez menos las conversaciones, mis ojos se debilitan, pero siguen siendo insaciables. Veo sus piernas en minifalda, en pantalones o envueltas en telas ligeras. A cada una la observo por separado, sus traseros y sus muslos, pensativo, arrullado por sueños porno. Viejo verde, ya sería tiempo de que te fueras a la tumba en lugar de entretenerte con juegos y diversiones de jóvenes. No es verdad, hago solamente lo que siempre he hecho, ordenando las escenas de esta tierra bajo el dictado de la imaginación erótica. No deseo a esas criaturas en particular, lo deseo todo, y ellas son como el signo de una relación extática. No es mi culpa que así estemos constituidos: la mitad de contemplación desinteresada y la mitad de apetito. Si después de morir me voy al cielo, tendrá que ser como aquí, sólo que liberado de estos torpes sentidos, ...